Aunque te respeto, no
deseo que a mi vida entres... Muerte.
Aunque envuelves mi
pensar en ocasiones no quiero verte... Muerte.
Aunque la vida tiene
un final que le llamamos muerte... mucho queda por hacer y mi lucha contra ti
es fuerte.
Recuerdo mi nacer que
con vida marcó mi paso diferente, la alegría me arropó y de niño me hizo no
temerte.
Adolescente fui y tuve
la osadía de querer vencerte y en mi juventud el saber de la experiencia hacer
entenderte.
Entender que la vida
con sentido, dificulta tu llegar... Muerte.
Aprendí que la ley de
la vida es encuentro en un final contigo... Muerte.
Comprendí que mi forma
de vivir, intensa y arriesgada te retó con la frecuencia de un demente...
Aprendí que la lucha
no es para vencerte, sino a llegar a ti, cuando la vida ¡yace inerte!
Aprendí que en el
espacio que llamamos vida, el tiempo no regresa y ahí empezamos a tenerte.
Aprendí que el deseo
de vivir no es para vencerte, mas cuando se pierde, la espera es larga en la
llamada
a tenerte.
a tenerte.
Aprendí entre el pelo
cano y la mirada fatigada a no temerte en el espacio tiempo, entendí no
recuperar la vida... por vencerte.
Nací y morí en el minuto día, mil
veces diferente.
Sentí y viví muchas veces de modo
incongruente
y con la sabia palidez de haber
vivido diferente.
Hoy,
con mi mirar de frente...
Te acepto
el reto de llegar... Muerte.
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